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Jordan Spieth en el último torneo de 2018, el BMW Championship
Jordan Spieth en el último torneo de 2018, el BMW Championship.
Agencia AFP

Dura lex, sed lex

Si las directivas del PGA Tour son serias, Jordan Spieth podría no jugar el PGA Tour el próximo año.

Terminar un año de trabajo con tres millones de dólares entre el bolsillo puede ser un buen balance para casi cualquier persona, incluso para cualquier deportista de alto rendimiento. Pero el dinero no lo es todo como dicen por ahí. Eso debe estar pensando Jordan Spieth, quien hace apenas tres años comenzaba a romper récords y que en 2019 podría no jugar el circuito más valioso del golf debido a los malos resultados de este período.

El Jordan Spieth de hoy no es el mismo de hace tres años. En el Masters de Augusta de 2015 ganó el torneo a la misma edad que lo hizo Tiger Woods. Pero también logró el récord de los primeros 36 hoyos con 64 y 66 respectivamente, para un total de 130 en las primeras dos jornadas. Raymond Floyd ostentaba hacía 40 años el mejor inicio del campeonato con 131 golpes. Se llevó el récord de los 54 hoyos con 200 golpes  y estuvo a punto de ser el único en llegar a menos 19 en el torneo más importante del golf mundial. Y como si eso no fuera suficiente, también le quitó a Floyd la marca de1986 de ser  capaz de ganar de principio a fin. Nunca estuvo en el segundo lugar. 

Se vislumbraba entonces, o se suponía más bien que un nuevo chico maravilla había nacido tras ese torneo y a lo largo del año afianzó esa idea: de 25 torneos en los que participó ganó cinco, fue segundo en cuatro,  tercero en uno y top diez en 15 de ellos. Al final en su cuenta bancaria dejó 12 millones de dólares y terminó como el número uno del mundo. 

El siguiente año no fue tan bueno -ganó sólo dos torneos- y sus ganancias cayeron a más de la mitad. En 2017 obtuvo tres victorias, tres segundos lugares y 12 top diez. Ganó el Abierto Británico y sumaba su tercer major con menos de 23 años, algo sólo alcanzado por Tiger y Jack Niclauss, lo que ilusionó a sus seguidores y a buena parte de la prensa, y se convertía así en uno de los más firmes candidatos a ganar el PGA Championship de ese año. Incluso el diario El País se anticipaba a decir que podría llegar a ser el golfista más joven en lograr ese grand slam. “Desafía la historia” decía el titular del principal diario en español del mundo. No obstante no cumplir con esa premonición, sus ganancias fueron buenas y cerró con algo mas de nueve millones de dólares.

Este año sin embargo no ha sido el mejor y se puede decir que ha sido el peor desde que comenzó a ganar en el PGA Tour. El juego corto, ese que hizo que lo compararan con Tiger por su frialdad para enfrentar el green y su capacidad para acertar desde casi cualquier lugar del césped bajo no aparecen desde finales del año pasado. No se venia tan preocupado entonces y hasta se le escuchó decir que no se iba a toma muy a pecho los problemas con el putt que la siguiente temporada mejoraría.

Sin embargo las cosas no anduvieron y no andan. Al juego con el putt se sumaron serias falencias para concretar un swing suave y se le vio acelerado. Este año los mejores resultados han sido dos terceros lugares y cinco top diez. Y se ha quedado en otros cinco cortes. Pero el peor desenlace para él fue el del pasado fin de semana en el BMW Championship, que terminó con 73 golpes. El resultado final ocasionó que cayera al puesto 31 de la FedexCup y se pierda el Tour Championship, el último torneo de los play off.

Esto le significará volver a incumplir con la norma del PGA Tour que obliga a los jugadores profesionales a jugar cada año al menos 25 torneos. Spieth ha jugado en 2018 en total 23 certámenes y contaba con jugar el Tour, más la Ryder Cup, con lo que sumaría la cuota mínima. Pero el apretado cálculo le falló y terminará el año con 24 solamente.

Ya el año pasado había culminado con 23 en la cuenta. Han sido muy pocos los  deportistas que han incumplido la norma desde que ésta se impuso y que busca que haya una buena rotación de jugadores de primera línea por todos los juegos a lo largo del año; es decir que no haya torneos flojos, sino que siempre haya alguno de los punteros en los campeonatos de la ronda.

“Voy a cumplir la multa que tenga que cumplir” señaló esta semana el texano, suponiendo que se le aplicará el castigo mínimo, que lo conminaría a pagar la friolera de 20.000 dólares. Sin embargo olvida que la regla también contempla la suspensión del jugador.

Las directivas del PGA se hicieron de oídos sordos el año pasado con Spieth y no pasó nada, pero dos años seguidos no son fáciles de ignorar y ya propios y extraños se comienzan a preguntar cuál será su decisión. 

El reto está en hacer respetar esa norma si no quieren que todos comiencen a pasársela por la faja, pues al fin y al cabo 20.000 dólares para un jugador que ganó tres millones de dólares en el año la verdad no significa mucho. ¿O sí?

Pero existe otro antecedente, al último jugador que se le ocurrió desobedecer, el alemán Martin Kaymer, le aplicaron la pena máxima y lo suspendieron un año sin poder jugar el circuito más importante del golf en el mundo. Esperemos que la norma no sea sólo para los foráneos y que se aplique en igualdad de condiciones incluso para uno de los consentidos del tour.

No tengo nada contra Spieth, es más, fui uno de quienes pensaba en 2015 que había nacido un nuevo Tiger y que arrasaría con todos sus récords. Pero la norma debería tener el mismo rasero para todos. Si es así, seguramente Spieth no estará en el PGA Tour y tendría que buscar torneos menores para mantenerse en forma para el 2020. Dura es la ley, pero el la ley. 

Fuente
Antena 2
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PGA Tour
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Ryder Cup

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