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Brillaron Diego Ventura y Manuel Libardo con la corrida más seria y armónica de la temporada colombiana

En Lenguazaque-Cundinamarca, a tres horas de Bogotá la capital, el ganadero Juan Bernardo Caicedo envió un serio, entipado y bravo encierro que permitió ver al mejor Diego Ventura y al consolidado Manuel Libardo.

Con tarde muy agradable de clima, arriba de la media plaza de entrada en los tendidos, se lidió un muy serio encierro de Juan Bernardo Caicedo, sin tacha en su presentación, con toros hondos, largos, con caras de adultos que infunden respeto y le dan verdad al espectáculo.

Cuatro toros de excelente nota en su comportamiento. Toros que partieron plaza, remataron en los burladeros, persiguieron a los banderilleros, se hicieron con las cabalgaduras del rejoneador, humillaron, fijos en sus embestidas, siempre a más, mejor dicho, el recetario de lo que puede ser un encierro perfecto y no lo fue, porque los dos últimos, no tuvieron todas las virtudes de sus hermanos corridos en los cuatro primeros lugares.

Y salió “Julista”. ¡Qué toro!, bravo en toda la extensión de la palabra, el mismo que con su trapío y sus 470 kilos, impuso seriedad y dio realce a lo que se le hizo por parte del diestro Ricardo Rivera, quien con mano baja y muletazos detrás de la cadera, aquellos que rematados por debajo de la pala del pitón, hicieron vibrar al público de Lenguazaque, municipio de tradición taurina que valoró todas estas cosas hechas por el vallecaucano que cuando se decide, tiene empaque y gusto para torear.

“jurista” y el matador Ricardo Rivera casi alcanzan la coreografía perfecta del bien torear, sin embargo algo faltó en Rivera, mientras el toro a más, él a menos. Al final, vuelta al ruedo al toro y para el torero, el silencio de la plaza.

Después de recorrer ferias como las de Cali y Manizales y ver otras corridas en la provincia colombiana, me atrevería a calificar que el encierro de Juan Bernardo Caicedeo y el de Don Kike Álvarez de Paispamba, son los de mejor presentación, armonía y bravura de lo que va de temporada grande en Colombia.

Así se hace fiesta brava, con respeto por el público que paga para sentir y experimentar lo que siempre se ha pregonado que en toros uno va a ver a un hombre jugarse la vida. Así vale la pena pagar una entrada.

Vimos al mejor Diego Ventura, templado con sus caballos, espectacular toreando de costado y muy acertado en las suertes.

Manuel Libardo excepcional con el capote y simbreado con la muleta que buen momento vive el hijo de Ubaté.

Resultado del festejo:

Diego Ventura, una oreja y dos orejas
Manuel Libardo, dos orejas y una oreja
Ricardo Rivera, silencio y tres avisos (mostró dolencias fuertes en una de sus rodillas).
 

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