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Cuando el celo aparece en la corrida

En la Santamaría de Bogotá se vivió una emocionante tarde de toros, sobresale en medio de los detalles, el celo profesional de los toreros, espueleados por el actuar de cada uno. Roca Rey hizo que Castella en su segundo, se jugara la vida. Este es el teatro más auténtico que existe.

Tarde fresca, plomiza, ambiente grande en La Santamaría con casi lleno en los tendidos con una corrida de intachable presentación y variado juego de los toros de Juan Bernardo Caicedo que precisamente porque cada toro fue distinto en sus embestidas, Castella ( heroico ), Roca ( valor e inteligencia ) y gusto, mucho gusto en su toreo del colombiano Castrillón, hicieron que la corrida fuera entretenida y emocionante.

Roca Rey se fue a hombros de la plaza, se reconoció el buen trazo del de Medellìn y se valoró en sumo grado la entrega sin medida de Castella que tras un volteretón, prendido por la parte posterior de la pierna izquierda, cae, el pitón entra por la chaquetilla, lo zarandea sin consideración y cae  cuan largo es al suelo. Roca Rey es creativo, imaginativo, valiente y su juventud lo hace osado, característica que tiene los que quieren ser figuras del toreo. Este torero es garantía para el público, las empresas, los ganaderos, para todo el mundo, por eso hoy en día aparece en los carteles de todo el Orbe taurino.

Sebastián Castella enrabietado que no se quiere dejar ganar la pelea  de ese jovencito Roca Rey quien había cortado dos orejas Roca y tenìa asegurada la puerta grande, puso en juego su vida, porque esta actividad es un teatro real, con puesta en escena, pero sin mentira. A demás lo contó en el micrófono, “Después de ver lo que había hecho Roca, yo no me podía quedar atrás”.

Luís Miguel Castrillón Confirmó en Bogotá con un toreo de temple, de suavidad, de cadencias, de ritmo aprovechando las nobles embestidas del toro que tuvo poca fuerza pero mucha calidad, el antioqueño mostró lo mejor de su toreo estético.

En el segundo toro de Castella, el palco presidencial se llevó una fuerte rechifla, una bronca mayor, por negar por lo menos una oreja que tenía cortada el torero francés, después de ese alarde de valor, pundonor y profesionalismo, lo que llevó al público a exigirle al diestro Galo que diera dos vueltas al ruedo.

Resultado de la corrida

¾ de entrada en la plaza, toros de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados, serios y con plaza, de juego variado.

Sebastián Castella, saludo desde el tercio y dos vueltas al ruedo por negativa del presidente al no conceder la oreja.
Luís Miguel Castrillón, una oreja y silencio
Andrés Roca Rey, dos orejas y palmas

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