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El arte tiene nombre en Enrique Ponce

Enrique Ponce y Andrés Roca Rey, salieron a hombros tras cortar dos y tres orejas respectivamente, en una corrida en la que brilló el arte y el valor.

Resultado de la corrida

Se lidió un encierro de la ganadería de Ernesto Gutiérrez con la presentación tradicional de hierro, toros que exhibieron unos, nobleza y otros que por su casta pidieron precisión a la hora de torearlos.

Enrique Ponce, dos orejas y ovación de gala

Andrés Roca Rey, dos orejas y una oreja

Juan de Castilla, tomó la alternativa, vuelta al ruedo tras aviso y una oreja

Con la presencia del escultor y pintor Fernando Botero se realizó una corrida entretenida llena de arte, plasticidad y valor.

Enrique Ponce en lo mejor y más fino de su carrera ofreció un concierto de bien torear marcado por la plasticidad y la belleza, sobretodo en su segundo toro, al que no desorejó al sufrir un accidente y la espada caer baja. Se recreó en las suertes y el público vibró al grito de “torero” “torero” “torero” de la emoción que produjo ver actuar con la mano tan baja, suave y despacio.

Andrés Roca Rey, variado y muy valiente, con el pie en el acelerador, volvió a imponer su ley de a pesar del corto tiempo de alternativa, estar ya en un sitio de privilegio en la tauromaquia mundial. Sufrió una tremenda cogida sin consecuencias graves.

Juan de Castilla, se hizo matador de toros en su tierra, acompañado de su público que lo respaldó y apoyó.

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