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Horas bajas del torero colombiano

Terminó la temporada grande en Colombia y el balance para la torería nacional no es bueno, no se ve a corto plazo, un torero a seguir.¿Qué Pasa?

La temporada 2015-2016 deja mucho que desear entorno al torero colombiano y todo comienza con la temporada prefería tanto en Manizales como en Cali, cuando desde el mes de octubre en la llamada feria ciudad de Manizales y las corridas antes de la feria en Cañaveralejo, tan solo se cortó una oreja. Pobre balance numérico y artístico de los coletudos.

Pero lo más preocupante es que no se ve acorto plazo a quien seguir. Una tarde mala o menos buena cualquiera la puede tener, pero venimos en esa desesperanza desde hace algún tiempo en Colombia. Y no es que no haya toreros con ganas y buena concepción artística, lo que pasa es que son muy frágiles, necesitan de un toro muy boyante, muy noble, pues el primero que les amusgue las orejas, ahí ya es Troya, su personalidad es débil y carente de tenacidad para sobreponerse, teniendo con que, a las dificultades.

Nuestro torero es víctima de pocas oportunidades por la caída en el número de festejos realizados en el año, mejor dicho, pocas corridas, poco campo, pero luego nos enfrentamos al círculo vicioso de no tener torero porque no hay corridas y no hay corridas porque no hay toreros que lleven público y el empresario no quiebre.

Por eso, los empresarios nacionales han tenido que echar mano de carteles formados solo con toreros extranjeros, lo que no se veía en Colombia hacía mucho tiempo, o la excusa de los mano a mano entre dos figuras del toreo mundial, para hacer atractivas las ferias y al parecer tendrá que seguir siendo así, por lo menos por un tiempo.

Ahora bien, el público que es muy bueno, porque sin importar los carteles sigue asistiendo a las plazas, sacando su dinero para dar cumplimiento con su afición predilecta, se encuentra con muchachos muy bien intencionados, pero con pocos recursos y poco oficio que deja ir toros a diestra y siniestra, sabiendo que los buenos (los toros) escasean en el campo y viene las lamentaciones.

La época en Colombia en la que contábamos con toreros nacionales que daban la cara aquí y allá, es objeto de nuestros mejores recuerdos, como cuando estaban en activo Joselillo de Colombia, Pepe Cáceres, Jaime González “El Puno”, Jorge Herrera, Enrique Calvo “El Cali”, Jairo Antonio Castro, Hernán Alonso, entre otros que más allá de su estilo y clase de toreo, eran diestros con personalidad, carácter que daban pelea a los extranjero con lo que alternaban.

Punto y aparte merece el referido al maestro César Rincón, figura entre las figuras, el más grande de América hasta el presente, reconocido por propios y extraños por su valor, clase y conocimiento del arte de torear, con un azulejo  o placa en Las Ventas de Madrid,  primera plaza del mundo, de donde salió en seis (6) ocasiones por la puerta grande y considerado torero de Madrid, título que se lo otorgan a muy pocos. Es el gran MAESTRO, con gestas acuestas que le ponen sobre su pecho las máximas condecoraciones del toreo mundial.

Pero todos ellos, me refiero a los del pasado, se alejan mucho de los toreros de la actualidad. ¿Qué pasa?, no lo se, pero lo cierto es que los públicos están habidos de que surja alguno para seguirlo, porque lo de hoy dan buenas tardes, pegan buenos muletazos, pero falta continuidad y contundencia en su actuar. Ojalá sea pronto el surgimiento de alguien que llene de ilusión a los aficionados y empresarios, como lo hace el peruano Andrés Roca Rey, con apenas 19 años y que ya cumple con la ley de renovación y esperanza para la fiesta.

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