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España deberá vencer a Portugal para ir a la final de la Liga de Naciones
España deberá vencer a Portugal para ir a la final de la Liga de Naciones.
AFP

España deja las peores sensaciones y se desploma a dos meses del Mundial

La 'roja' perdió sorpresivamente ante Suiza como local en la Liga de Naciones.

Una derrota inesperada, con las peores sensaciones que jamás mostró España con Luis Enrique en el banquillo, a tan solo 60 días del Mundial, ante una Suiza superior desde el físico que castigó la fragilidad defensiva de la Roja (1-2), provocó la pérdida del liderato del conjunto español y le obliga a ganar a Portugal en su casa para acceder a la fase final de la Liga de Naciones.

La imagen radiante de Luis Enrique en la víspera por el nivel de sus jugadores en los entrenamientos, el mejor que vio en su doble etapa de seleccionador según afirmó, contrastó con el gesto torcido del seleccionador el día que 'su' España fue menos España que nunca.

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Sin presión alta ni dominio abrumador. Sin la posesión eficaz ni desequilibrio. Sin la seguridad defensiva que parecía alcanzar en sus dos últimas citas. Y con poco gol, sin ni siquiera probar en el primer acto a Sommer, que respondió bien ante los intentos desesperados finales. Una derrota preocupante por la forma a dos meses del gran reto.

España jugó sin 9 teniendo a Álvaro Morata y Borja Iglesias. La prueba de Marco Asensio como punta no funcionó. Siempre de espaldas a portería, perdiendo su virtud de aparecer con la portería de frente para exhibir su zurda en el disparo. La apuesta del tridente era clara. Movilidad de Asensio para sacar de zona a los centrales de físico fuerte, dos extremos pegados a la cal -Ferran Torres desconectado y Pablo Sarabia- y la entrada de segunda línea de Gavi y Pedri por sorpresa.

Lo acontecido en el primer acto debe servir de lección de cara al Mundial. En una gran cita te puede mandar a casa, especialmente la fragilidad defensiva. España se constipa con tres gotas de agua caídas del cielo de Zaragoza. Frágil y con falta de intensidad en la marca en el tanto que puso todo en contra.

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Era Suiza la que había avisado con un remate arriba de Sow, un disparo lejano de Xhaka, cuando Azpilicueta perdió la marca de Akanji a los 21 minutos y Pau Torres no llegó a tiempo para evitar el testarazo a la escuadra.

El paso de la selección lo marca Pedri, alejado de su habitual brillantez, desconocido en un pase de riesgo que provocó una contra del rival, amasando en exceso el balón, sin dar al juego el ritmo que demanda la selección. Fue Gavi el que bregó, robó, peleó cada balón y se pegó con todos.

Inferior desde el físico, el castigo pudo ser mayor al borde del descanso si Unai Simón no hubiese sacado una mano firme abajo a Shaqiri cuando el suizo encontró un pasillo sin que nadie le encimara antes de chutar. Debía cambiar su identidad España en la reanudación y lo intentó desde la intensidad, metiendo mayor verticalidad a su juego.

En cuanto se acercó a sus señas de identidad y Asensio salió de su jaula, inventó una acción brillante, marchándose con un giro de Elvedi para ver el fútbol de cara y asistir a la llegada de Jordi Alba que colocaba su zurdazo en la escuadra ante el estruendo de La Romareda.

El premio grande a la leve mejoría debía lanzar a España pero la realidad fue la contraria por un nuevo error defensivo. Otra vez en un córner. Otra vez un error de marcaje a Akanji, en esta ocasión de Busquets en el primer palo, antes de que Embolo mandase el balón a la red en boca de gol. Tres minutos había durado la alegría.

Andaba desatado Asensio, que probaba la seguridad de Sommer, cuando Luis Enrique lo quitaba del campo y pasaba a su plan b. Tridente nuevo. La búsqueda del desborde en bandas con regateadores como Yeremy Pino y Nico Williams, de estreno como Borja Iglesias en punta. Piezas nuevas que encajar en la adversidad.

Había podido sentenciar Suiza por la duda por alto de Unai Simón en un centro desde el costado, reaccionando rápido a su error, cuando el partido ya fue llevado a la búsqueda continua del gol desde el impulso, con más corazón que fútbol. Lo puso Nico Williams para encarar siempre y poner centros. El cambio de Marcos Llorente por Pedri hablaba por sí solo en el día que Luis Enrique más se alejó de su libreto.

Por empuje, que no por fútbol, España mereció un empate que en nada habría cambiado su panorama en la última jornada. A punto estuvo Steffen de meter en su propia portería una mala cesión a su portero que estuvo firme ante el disparo cruzado de Borja Iglesias, el de Marcos Llorente y el remate abajo de Carlos Soler en el último suspiro que no evitó una derrota que España no saboreaba de local en partido oficial en los cinco últimos años.

Fuente
EFE
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