Costa Rica, sin Pinto no es lo mismo

Los cuatro años de transición entre Brasil 2014 y Rusia 2018 parecen haber resentido el proceso iniciado por Jorge Luis Pinto para conquistar la mejor actuación de Costa Rica en las Copas del Mundo (cuartos de final) y la evidencia de su involución quedó retratada en su primer partido ante Serbia.

Costa Rica pretendió exhibir orden en su línea defensiva, comandada por su hombre más importante, Keylor Navas, arquero del Real Madrid. Jugó 10 minutos prometedores, pero luego retornó a su realidad, a su presente y lo que hizo fue acumular jugadores en el último cuarto de cancha y resignar la posesión de la pelota, en detrimento de sus intereses ofensivos.

Cinco hombres custodiando el arco de Navas, pero sin agresividad sobre el balón o el poseedor del mismo; a diferencia de los cuatro en el fondo que con Jorge Luis Pinto se movían en bloque junto al mediocampo para recuperar y salir en velocidad buscando opciones de ataque.

Aislados del resto del equipo, Bryan Ruíz y Marcos Ureña vivieron el partido desde el exilio, como si atacar fuera un pecado y solo estuviese libre de sacrilegio la compostura defensiva.

Los ‘Ticos’ contaron con la suerte de enfrentar a un tibio seleccionado serbio y a tener en su equipo a uno de los mejores porteros del mundo; el desempeño de Keylor Navas evitó al menos otro gol de los balcánicos y les dio una mínima esperanza para el final del partido.

Solo hasta los últimos minutos, Costa Rica entendió que en la fase de grupos solo son tres partidos y que su siguiente duelo es ante Brasil y ahí intentó buscar el empate sin argumentos. Los centroamericanos cambiaron la rebeldía del 2014 por la timidez del 2018 y dejaron una triste imagen.