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Maturana, el arquitecto de una Libertadores que marcó a la Selección Colombia

El entrenador comandó a aquel Nacional que hizo época a finales de los 80.

Si hubo un responsable por aquel título que ganó Atlético Nacional en 1989, fue el técnico Francisco Maturana quien arribó al club verdolaga en el 87, imponiendo un estilo de juego basado en futbolistas colombianos. Se trata de la era de los llamados ‘Puros Criollos’, quienes marcaron una época por su vistosidad y orden en el campo de juego. 
 
Como jugador, Maturana se caracterizó por su estilo elegante en la función de zaguero central. Aprendió de técnicos como el argentino Osvaldo Zubeldía, quien pasó por Nacional en la década del 70, así como del uruguayo Luis Cubilla. Del primero aprendió los métodos de entrenamiento, y del segundo tomó sus formas tácticas. Ambas enseñanzas las implementaría una década después en los banquillos. 

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Comenzó su carrera de estratega en el Once Caldas después de poner punto final a su ciclo como jugador en 1982 siendo integrante de un recordado Deportes Tolima. En el cuadro blanco comenzó a dar señales del estilo que quería implementar. Balón al piso, circulación del mismo y orden defensivo con una tradicional línea de cuatro. 
 
Con estos postulados futbolísticos llegó a Atlético Nacional, club donde alcanzaría sus mejores logros, principalmente por lo hecho en 1989. Clasificó a la Libertadores como subcampeón en 1988. Sin embargo, en el torneo surcontinental alcanzaría la gloria ganando un título esquivo para América y Deportivo Cali luego de cuatro intentos fallidos. 

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Además de lo táctico, Maturana también cambió los hábitos de comportamiento de la mayoría de futbolistas, quienes no estaban acostumbrados a la rigurosidad y a la disciplina. En suma buscó que sus dirigidos le sumarán mayor profesionalismo al trabajo, tanto en los entrenamientos como en la previa de los partidos. 
 
Todo ello redundó en los éxitos futuros de la Selección Colombia bajo el mando del propio Maturana, quien se convirtió en uno de los técnicos que marcó un antes y un después en el balompié ‘cafetero’, clasificando a los mundiales de Italia 90 y Estados Unidos 94 con la 'tricolor'. 

Por: Tomás Guzmán