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Campo público de golf de la Federación Colombiana de Golf en Bogotá.
Campo público de golf de la Federación Colombiana de Golf en Bogotá.
Tomado de: Federación Colombiana de Golf

El oxígeno para la Fedegolf

Es urgente que los directivos de la Federación le pongan fin al agarrón.

Con tantos embrollos de por medio, es muy difícil que al deporte colombiano le vaya bien. Los resultados en los juegos olímpicos de 2012 y 2016 y los triunfos individuales de quienes se han 'buscado la vida' por su cuenta han sido una grata excepción en medio de los esfuerzos individuales que tiene que hacer los deportistas nacionales para triunfar en el exterior, quienes lo logran más por su sacrificio propio que por un decidido apoyo de las instituciones creadas para respaldarlos.

Tal parece que la dirigencia del deporte en Colombia no encuentra el camino. Los escándalos, la inconformidad de los deportistas, los agarrones entre los dirigentes son parte de la historia pasada y reciente y de un triste anecdotario, cuyo repertorio daría para escribir una enciclopedia sobre lo que no debe ser el manejo del deporte. 

Mientras el hasta hace unos años flamante presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, esperaba ( y sigue esperando) sentencia por haber recibido sobornos para pactar derechos de transmisión,  sus sucesores se vieron involucrados en el escándalo de la reventa de boletas para las eliminatorias de la selección. Esta semana el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, empacó su valija y se fue para Dubai disque a participar en la contratación del técnico Carlos Queiroz, dejando cosas en el país por resolver para los equipos que se alistan a comenzar el torneo rentado.

Ya es famosa la cantada de tabla de Caterine Ibargüen a los directivos de la Federación de Atletismo por la falta de apoyo cuando la invitaron a la ceremonia  de inauguración de un torneo juvenil,  el llamado de atención que le hizo Nairo al ente rector del ciclismo ( aunque ahora se han reconciliado), entre muchos otros. Eso sin contar el descalabro económico de los Juegos Nacionales de Ibagué. Tampoco hay que olvidar las desatinadas declaraciones del dueño del Deportes Tolima sobre el fútbol femenino. 

Algo definitivamente se carcome la dirigencia deportiva nacional. El más reciente hecho infortunadamente afecta al golf, que bastante tiene por hacer para que ahora se agarren entre los dirigentes. El tire y afloje entre Felipe Harker, director ejecutivo y Camilo Sánchez, presidente de la Federación no ha terminado.

La historia rápida es que Sánchez quiere que Harker se vaya. Harker pide que lo arreglen (está a poco tiempo de pensionarse). Sánchez le dice a Harker que una asamblea lo autoriza para que hable con él y negocie su salida y luego Harker se entera (dice él) de que no es así y que entonces no se va. Entre tanto Sánchez emite un comunicado a través de la página de la Federación en el que anuncia su salida, para luego desaparecerlo. Hoy el único comunicado en la página oficial de la Federación dice que Harker se mantiene en su cargo. Esto pasó a comienzos de diciembre pasado, en menos de una semana.

Harker presentó a la junta un derecho de petición en donde pide se aclare toda la situación y, como raro en los últimos tiempos en el país, les entregó la grabación en la que Sánchez le pidió su dimisión.

Está citada una junta extraordinaria para el próximo 29 de enero en la que se decidirá el futuro de Harker; pero también el futuro de la Federación. Es importante que los miembros de los clubes encuentren una solución de fondo. No habla nada bien de un presidente que despida a un directivo a través de un comunicado de prensa. Tampoco habla bien que tome decisiones que supuestamente no han sido autorizadas por la junta.

El Espectador publicó hace una semana una entrevista en la que el presidente Sánchez dice que hay que renovar el golf; se pasa rápido por el tema de la crisis y tampoco es claro cuál es la estrategia de renovación, ni los proyectos concretos para buscar la masificación del deporte en el país.

Hay que reconocer que la Federación es financieramente saludable y que tiene recursos en el banco, a diferencia de algunas otras federaciones en las que la plata se ha perdido por malas inversiones y por indelicadezas. 

Pero no hay plata que resista los intereses políticos y los afanes de poder. Si la junta del 29 no se amarra los pantalones y le pone orden a la Federación el golf nacional corre el riesgo de irse al desbarrancadero.

 

 

 

 

 

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Antena 2
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Golf

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